Salimos después de desayunar rumbo a Lobito. No teníamos prisa pero tampoco queríamos perder el tiempo. Así que después de tomarnos nuestro bolloo con mantequilla y mermelada de uva nos fuimos con nuestras mochilas a la avenida principal a ver si cogíamos un candongueiro que no fuera muy agobiante. Si es que existen. Antes de seguir, un consejo. Nunca le llaméis candongueiro, les parece fatal. Ellos dicen que son taxis. Y serán, pero son lo más parecido que hay a un candongueiro. A los taxis, como los conocemos nosotros, por aquí les llaman taxis particulares. Y a los candongueiros, les llaman simplemente taxis, cuando por lo menos deberían llamarles colectivos. Sigue leyendo