
Hoy me despedí de La Habana. Me vuelvo a casa por una temporada. No he hecho gran cosa durante estos veintitantos días, pasear, leer, hablar con la gente de la calle y realizar el desayuno, la comida y la cena de cada día con el goce de un acontecimiento. Pues uno ya anda en ese tiempo en el que disfruta de esas cosas que no sobresalen de lo común.
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