
Hoy comí con una de las mujeres más guapas de Cuba. Bueno, exactamente comí enfrente de ella. Fue en un pequeño boliche de una calle perpendicular a San lázaro justo antes de del Hospital Hermanos Ameijeiras. Ella atiende el mostrador en el que, junto a una jarra de limonada con mucho hielo, hay dos grandes bandejas, una con fritos de maíz y otra con fritos de malanga, y, al lado, las hojas de una mazorca de maíz que utiliza como platos.
Sigue leyendo