He comido de muerte en La Cepa, en Estella. Cuando estaba subiendo la penúltima cuesta del día para alcanzar el albergue en que voy a pasar la noche de hoy, me encontré bajando a un catalán con el que ya había coincidido comiendo bien en El Temple de Pamplona. Dónde vas a comer hoy?, le pregunte. Y me dio un nombre que no me preocupé de memorizar. Subí al albergue, les dije que había reservado una habitación por Booking y les di mi nombre. Sigue leyendo