Rabuni es la sede del gobierno saharaui en el exilio. Unas ventas desparramadas en un amplio descampado donde se ha armado, también, un mercado con tres docenas de casetas de adobe. Visitamos a primera hora el Ministerio de Cooperación donde el Cooperante tenía que gestionar algún asunto. Yo me quedé en la puerta con dos hombres que me acogieron entrañablemente. Uno de ellos, el mayor, que iba vestido con chilaba y turbante hablaba un perfecto castellano. Había vivido 12 años en la Costa del Sol y hablaba con cariño de España. Sigue leyendo