
Hoy volví a ser turista, aunque eso si, con la capacidad de asombro un poco disminuida. Treinta y cuatro días en La Habana dan para acostumbrarte a escenas que te paralizaron el primer día, por sorprendentes, por hermosas, por feas, por deprimentes, por maravillosas o simplemente por sus colores o por sus contrastes. seguir leyendo https://viloriagrandesviajes.com/viaje-a-cuba-de-rodolfo-lueiro-los-mosaicos-de-la-rampa-12-de-abril-de-2018/