El Cooperante me ha preguntado si quiero acercarme a Tinduf, en Argelia. Él está allí trabajando en una ONG, en los campamentos de los refugiados saharauis que hay en las cercanías de esta ciudad argelina.
No vengas para quedarte, me dijo cuando volvíamos de mirar una casa en Los Ancares Leoneses, porque quiere vivir mañana cerca del lobo y el oso. Con una semana o diez días será suficiente para que te hagas una idea de cómo es esto. Bien, le dije, iré doce o trece días. No vayamos a quedarnos cortos.
Y ahora estoy haciendo el equipaje. Tres mudas y la puesta. La cámara, un disco duro, un ordenador, mi mini Ipad con las novelas, un saco, un neceser mínimo y un gran botiquín. Lo del paquete de medicinas se debe a que a mis males crónicos tengo que añadir el tajo que me di ayer en la mano izquierda que me obliga a hacerme curas y tomar antibióticos. Además llevo una exagerada provisión de antiácidos, de tres laboratorios distintos de tres diferentes dosis. Si, también llevo, por si acaso, el protector de estómago que dejé de tomar en Etiopía.
No creáis que sé gran cosa sobre el Sahára, los saharauis y el Frente Polisario. Soy el mismo viajero indocumentado de siempre. Tengo recuerdos de la marcha verde y de la preocupación que se vivió en mi casa dado que mi padre era militar y aunque ya no vivíamos en la misma casa, ni en la misma ciudad, le recuerdo hablando con preocupación de aquella invasión civil y describiendo la situación.
Marruecos organizó una gran marcha civil, la Marcha Verde, con gran número de mujeres y niños, que protegidos por las tropas marroquíes avanzaron sobre el Sáhara. Aquí se hablaba de que aquella “Marabunta” era imposible de frenar pues no iba a intervenir el ejército contra civiles desarmados.
Franco se moría en la cama, el presidente de su último gobierno, Arias Navarro, el hombre que le lloraría en la televisión (y que a veces lo sigue haciendo en el Intermedio) no accedió a celebrar el referéndum a que le obligaba la ONU y se inclinó por entregarle el territorio a Marruecos. La disculpa pública fue que no querían que el Sahara cayera en poder de Argelia, entonces bajo la influencia de la URRSS. Pero uno acabó por preguntarse cuanto y cuantos altos cargos del gobierno y del éjercito español acabarían cobrando de Marruecos para que se le entregase el Sáhara y evitar que se celebrase el referéndum.
En resumen, España le vendió a Marruecos una finca que no era suya. Los verdaderos dueños llevan años reclamando la propiedad pero, aunque en el juzgado (la ONU) le dan la razón, Marruecos se niega a devolverla. Y en esa estamos. La ONU insistiendo en que hay que celebrar un referéndum y Marruecos negándose a ello. El resto del mundo mira para otro lado, porque consideran más rentable tener a Marruecos contento que a los cien mil que malviven en los campamentos de Tinduf. Lo de la justicia no les preocupa.
Pues allá me voy con mis prejuicios, cargadito como un Rey Mago y abrigadito porque las noches y las mañanas son frías y con el entusiasmo un poco bajo (no me da más arriba de la rodilla) porque ir a visitar a alguien a una cárcel es algo como muy chungo, no? Porque en lo que llamamos Campos de Refugiados, cuando ya han cumplido treinta años, el ambiente, como mínimo es de resignación. La Esperanza no es ninguna de las próximas estaciones. Pero ya veremos.
!!!Buen viaje, Javier!!
Que disfrutes mucho este nuevo proyecto y que nos sigas informando, entreteniendo y emocionando con tus historias y comentarios. Un besazo. Piluchi
Buen viento y buena vela, desde aquí te seguimos y esperaremos tus comentarios ( y tus fotos) cada día.
Un abrazo muy grande
Buen viaje, padre! Ya te echamos de menos!