Esta mañana me encontré en la Rúa da Santa Esperanza. Que bien! dije. Y me sentí optimista. Y eso que acababa de hacer en esa calle una foto a los dos edificios mas altos y de los mas feos de la ciudad que están totalmente destrozados por dentro. La fachadas son algo aparentes porque el azul, que hace esquina, esta en la avenida principal muy cerca del Palacio del Gobierno Regional de Bie, la Xunta, para entendernos, y los han adecentado para no estropear el conjunto, para no estropearlo mas.
Pero no me digáis que no está bien dedicarle una avenida a la esperanza y, en cima, elevándola a la categoría de santa. Si es lo que nos mueve cada día, lo que nos permite ponernos en pie y, a veces, hasta partirnos de risa. Rúa da Santa Esperanza!
Y tenía que ser en Kuito donde tuvieron esta idea genial. Claro que no me extraña. Durante muchísimos años debieron de decirse unos a otros, que no nos falte la esperanza. Todas estas calles fueron campo de batalla en la guerra civil. Una guerra que fue larga y cruel. Y que ha dejado en esta ciudad cicatrices profundas. Uno de los chóferes de la cooperación pasó diez años luchando y es el único superviviente de sus ocho hermanos. Todos fueron víctimas de la guerra. Al último lo mataron el día en que dijeron que se acababa. Él mismo tenía que haberse muerto el día que el camión que conducía pasó por encima de una mina. En la explosión murieron los 28 soldados que iban en la parte de atrás. Él y su compañero en la cabina se salvaron. Pero él era el que llevaba el camión.
Cómo puede la esperanza en esas ocasiones hacerse un sitio? Cómo puede medrar hasta ponernos en pié si todo es derrota y abatimiento alrededor? Terrible sobrevivir a tanta destrucción y dolor. Santa Esperanza ponnos de pie, debieron de rezar en Kuito los que ya no podían creer en nada.
Hay una plaza delante del palacio del gobierno regional, avenida principal por medio, en cuyo parterre medianero luce todavía el árbol de navidad, que tenía el nombre de Praza da Vergoña, según me cuentan. La llamaban así porque en el estanque que tiene en medio hay unas esculturas en bronce de dos mujeres desnudas de las que manaba, por donde todos desaguamos, el agua con que se llenaba el estanque. Ahora se le llama Praza Espello da Auga y las estatuas ya no mean en el estanque. No se si se estropeó el artilugio o es que decidieron remediar bruscamente el mal gusto para no avergonzarse más.
Mi paseo matinal es muy temprano incluso para esta ciudad en que la salida y la puesta de sol marcan bastante el ritmo de la jornada. Yo salgo sobre las siete y me doy una vuelta de una hora. Hay menos gente, es verdad, la ciudad está mas apagada pero también tengo menos problemas. De ese tiempo proceden casi todas mis fotos. Pero, como siempre que salgo llevo la cámara, también las tengo de otras horas.
Fui a un chino a comprar una mosquitera y a la vuelta, que era hora de regreso para muchos, por lo que parece, le hice fotos a varios camiones y todoterrenos que salían de la ciudad para los barrios cargados de gente. Me sorprendió porque creí que aquí los únicos medios de transporte público, además de los autobuses de larga distancia, eran las furgonetas y las motos. No puedo hablaros mucho todavía de las normas de tráfico pero me sorprende que sea obligatorio llevar el cinturón puesto en los coches y que en cambio puedan ir dos adultos y dos niños en una moto, que entre el motorista y el acompañante se pueda llevar una maleta, una bombona de butano o una puerta. Cosas de Kuito.
Tonterías que me llaman la atención. En nuestra calle, que es la carretera que viene de Luanda y termina en la plaza donde está la sede del gobierno provincial, es una avenida ancha con un parterre de hierba y árboles por el medio. Pues bien cada cierta distancia tiene los pasos de peatones, los convencionales pasos cebras, pintados sobre el asfalto en anchas franjas blancas que van de acera a acera perpendiculares a la calzada. Como en todas partes. Pero lo que me sorprende aquí es que el jardín que va por el medio de la calle permanece inmutable. De manera que si quieres cruzar la calle has de pisar el jardín y pasar por entre las plantas. Ocurre lo mismo con los pasos de peatones de la Plaza Espello da agua, antes da Vergoña.
En kuito algunos de los vendedores callejeros son los mismos que hay por muchas calles de Pontevedra, Vigo o Coruña (en Santiago hay menos). Probablemente sean personas que han ido a hacer a las calles de Europa lo que hacían en las de su país, creyendo que ahí tendrán mas posibilidades de dejar de hacerlo. Pero además de los vendedores de paraguas, relojes, y alfombras, los hay que venden pescado seco, recarga para móviles, fruta y medicinas tradicionales para curarlo todo.
Esta mañana me he encontrado con una mujer que acompañada de sus dos hijos estaba en una acera vendiendo los productos de la farmacia del brujo de su aldea. Los tenía sobre un trozo de tela, excepto la piel de culebra que la mostraba en el interior de un cesto. Pero lo que me llamó mas la atención es que lo anunciaba por un megáfono que tenía conectado a un magnetofón.
Pero no siempre son tonterías los contrastes que observas con nuestras forma de vida en nuestras ciudades, los recursos sanitarios es una de ellas, por ejemplo. Hoy, poco después de hacer esta foto del Centro Médico Benagosta, pasaba por delante de una especie de ambulatorio que desbordaba de gente, casi toda mayor, y se oían unos lamentos y unos lloros que te hacían pensar que en los entierros todavía llevarán plañideras.
La jornada acabó con un partido de jockey sobre ruedas en el pabellón de Sporting Petróleo de Bie. No sé quien ganó, pasábamos por delante del estadio cuando nos íbamos a tomar algo a la cafetería de enfrente, y lo que nos llamó la atención fue el jaleo que había a la salida y el intenso olor a pís que nos hizo apurar el paso. Supimos del partido porque los jugadores se vinieron a cenar, todavía con el uniforme puesto, a donde nosotros estábamos tomándonos una cerveza.
Por cierto, de donde yo me fui el primero porque me estaba cogiendo el frio, llevaba una trenka para la lluvia pero solo una camiseta de manga corta por debajo. Y aquí, en Kuito, el verano se parece mucho al nuestro cuando nos sale lluvioso. A veces hay que abrigarse como en invierno. O casi.
Otero tus admiradores queremos alguna foto en la que aparezcas . Tus comentarios espectaculares. abrazos
MR
Aquí pagábamos ahora x ir en camiseta y tener q abrigarnos, hace un frio pelón! Nos deben de estar «meando» la Santa Esperanza, Santa Vergoña y todas sus amigas!!