Diecisiete de enero. Moderno Tropical

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Me llegan noticias de la inseguridad en Luanda.  El hermano de la mujer del primo de… que iba a trabajar acompañado de dos o tres hombres armados con ametralladoras.  Sería antes, no?, le digo al que me lo cuenta.  No, No, me dice.  Hace un par de años.  Entonces uno piensa en Boardwalk Empire y ve a Capone en el cruce de la Calle 72 y de la Avenida Prairie. Va camino de la casa de su madre ubicada en uno de los barrios de clase media del famoso South Side de Chicago, conocido como Park Manor.  Al Capone está preocupado por la seguridad de su madre.  L a ciudad ya no es lo que era, piensa el malo.

Me llama un amigo para que me tome un café y me pregunta que voy a hacer en los próximos días.  Me voy a Angola.  Ah!  Que suerte!  Mis padres estuvieron en Luanda y les había parecido una ciudad preciosa.  Me fue imposible acudir al café, pero me quedé con la frase sobre la belleza de Luanda que contrastaba con las informaciones que me habían llegado hasta entonces.  El padre de mi amigo debió de visitar Angola hace cuarenta años.  Su padre se debió de morir en los noventa y entonces hacía tiempo que no estaba para viajes.  En su visita Luanda era una ciudad colonial con playa y buen tiempo en la que algunos arquitectos portugueses, discípulos de Corbusier, pretendieron la ciudad humanista.  Allí florecieron cines al aire libre, edificios inteligentes y espaciosos en los que una sociedad podía dar y conseguir lo mejor de si misma.  Entonces Luanda tendría algo menos de medio millón de habitantes y no los casi siete que tiene hoy.  Cifra a la que llegó sin  tiempo ni recursos para adaptarse a las expectativas de sus habitantes.  Este crecimiento salvaje coincidió con los últimos coletazos de aquel estilo que se conoció como moderno tropical .  Su extinción  también significó la extinción de un concepto de unidad, de una visión global del país y de la ciudad que abarcaba tanto espacios públicos como ocio y viviendas.  Ahora están sometidos al valor del suelo y la especulación.  Aunque me dice el cooperante , «algo queda.  Ya lo verás».

Hablo con Diana, que es médico y me aconseja malarone, el profiláctico de la malaria y que no vaya sin medicarme.

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