Los Reyes, tan provisores ellos desde que dejas atrás los quince años, han tenido en cuenta que me voy de viaje. Ya tengo calcetines, saco y mochila. He sacado el saco de su saquito y he comprobado que volver a meterlo es un ejercicio de paciencia que puede acabar con el aguante de un maestro zen.
A última hora del día me llama el cooperante para anunciarme que nos vamos el próximo jueves a avistar lobos en los montes de Zamora. Así estrenas el saco, me anima. Pero pasadas dos horas, MJ se interpone con otros planes. Pasearé el Lérez en vez de la sierra de la Culebra.
Bien Otero, esto marcha; estás en la buena dirección. ¿Para que coño quieres avistar lobos?