
La Plaza Vieja. La Habana Vieja
Hoy decidimos desayunar en La Habana Vieja. Quizá Nuestro Hombre intuyó mi estado de ánimo y decidió no retrasar más tiempo mi fascinación por la ciudad. Y lo consiguió. Estoy entregado. Sigue leyendo
La Plaza Vieja. La Habana Vieja
Hoy decidimos desayunar en La Habana Vieja. Quizá Nuestro Hombre intuyó mi estado de ánimo y decidió no retrasar más tiempo mi fascinación por la ciudad. Y lo consiguió. Estoy entregado. Sigue leyendo
Jardín del Hotel Nacional , con La Habana Vieja a fondo y la Humareda de la refinería
No tuve una buena impresión de la Habana en este primer día. Quizá no debería de escribir nada y esperar a recorrer la ciudad sin el cansancio del viaje y de una noche con tan solo cuatro o cinco horas de descanso. En ese instante antes de conciliar el sueño pensé decepcionado: Cuarenta días en la Habana van a ser un exceso.
Veremos qué pasa. Sigue leyendo
Aeropuerto de Lavacolla
Una de las mujeres que me cuidó en la infancia estaba convencida de que su felicidad estaba en visitar Cuba y en comprarse una casa en La Virgen de La Cerca. Para cuando llegó Fidel mi idea de Cuba estaba hecha a semejanza del paraíso del que me hablaban las monjas en el colegio de Las Huérfanas y los catequistas de Salomé. Y en los primeros años de la revolución nada cambió, continuaron los suspiros caribeños de aquella mujer. Sigue leyendo
De nuevo en casa. Mañana comenzará la readaptación. El encontronazo con la vida que me espera. Mis esfuerzos ahora estarán en recuperar el placer por la rutina rota con este viaje, en ejercitarme también en mis obligaciones, en el cumplimiento de mis compromisos, de los que casi siempre lamento haber contraído. Trataré de evitar la desgana y el aburrimiento que me producen las tardes de lluvia, que aquí son tantas. Me rendiré a… Pero eso será mañana. Hoy estoy roto. Cuatro horas después de haber recogido la mochila en la cinta del último aeropuerto me he dado una larga ducha de agua hirviendo y me he metido en la cama. Me puede el sueño.
Hoy no hemos podido ir a comer a Tinduf a la sede de la Minurso, la agencia de la ONU para la convocatoria del referendo del Sahara, porque no teníamos quien nos llevara. Ni médicos del Mundo ni otra ONG más quisieron arriesgarse a llevarnos en sus coches. Por cuestiones de seguros. No se cubren los accidentes de los que no estén de alta en la ONG. Pero parece excesivo que en este mundo anden tan estrechos de riesgos. Pero es así y por esa razón nos hemos quedado unos cuantos aquí varados, viendo pasar el tiempo en Protocolo. Sigue leyendo
Detrás de la cafetería de La Base de Acnur crece un bambú que en Galicia llamamos del país, son las cañas con las que se siguen construyendo las parras para el vino en el valle del Salnés. En la Base del Transporte, en un rincón de su parcela amurallada, un hombre mantiene un huerto en el que crecen tomates y pepinillos para alimentar a una parte de los trabajadores. En mi vida he comido unos tomates más ricos, me contaba ayer el cooperante responsable de la base. Sigue leyendo
Como suele ocurrir en invierno la temperatura era muy baja a primera hora de la mañana, entre cero y dos grados. Después, conforme va calentando el sol, la temperatura sube y el día acaba transcurriendo con una temperatura muy agradable. Hoy, se me pasó el destemple mañanero sobre las diez, mientras desayunaba un café con magdalenas en la cafetería de La Base, que es como le llama el mundo de la cooperación, nativos y extranjeros, a la sede de Acnur en Rabuni. Sigue leyendo